Las seis de la tarde, y el cielo al oeste pica. Miro hacia el este y para mi sopresa se acerca una noche que conspira para pasarla en vela. Así dice el tema "La noche Vibra" de Cultura profética. Y que mejor que una linda noche para pasarla en vela e ir a verlos. A orillas del río estábamos esperando que llegue la hora de partir hacia Babylon (Capital Federal), mas precisamente a La trastienda, lugar donde se llevaría a cabo el show de la banda puertoriqueña.
Allí estábamos, cerca de la naturaleza. Pa sacarnos el polvo de ciudad. Por que ir pal río de la pla es solo un mejunje pa sanar, una caminata intensa para sacar las malas fuerzas. Como expresa el tema "Pal rio tanama" Y a la ciudad volveríamos. A empolvarnos de nuevo, pero Cultura nos limpiaría y nos purificaría para poder pasar otro año mas sonriendo, positivos, hasta que vuelvan de nuevo a nuestro país al año siguiente (siempre vienen una vez cada 12 meses) y nos brinden de nuevo esa dosis de energía necesaria para poder mantenernos bien por otro año mas. Y así suscesivamente.
Hacia el sur partimos. En busca de música que nos llene el alma y los oídos. Sin duda alguna la íbamos a encontrar. Por eso la felicidad en nuestros rostros. No tuvimos ningún problema en llegar. Ingresamos al lugar. Estaba lleno. La gente ansiosa por que empiece el show. La banda soporte ya había dejado de tocar. Síntoma que demostraba que el inicio del recital estaba cercano.
Luego de una corta espera por fin se abrió el telón. La banda liderada por Willy Rodriguez y Boris Bilbraut estaba en el escenario. Iniciaron con "Ritmos que pesa" y toda la gente conmenzó a bailar al compás del bajo y batería. Siguieron un par de hits mas. Todos muy bailados y disfrutados. Se notaba que tanto ellos como nosotros estábamos disfrutando de igual manera. En distintos lugares, pero de igual manera. "Quiero crecer simple como hierba, plantar en el huerto mi semilla" gritaba Willy en el tema "No me busques". Llegaron los temas Hip Hop con "Nadie se atreve" y "Cancion despojo" para luego culminar el encuentro con una seguidillas de tres temas que culminó con "Donde no alcanzar mi verso" poesía hecha melodía.
La satisfacción era plena. El tamaño de nuestras caras no era el suficiente para controlar nuestras sonrisas. Lo lograron. Nos llenaron de nuevo. Nos dejaron preparados para soportar otro año mas sin ellos. Para combatir la vida, o mejor dicho bailar la vida. Hasta la próxima, se despidieron y ahí nos fuimos. Dejamos el lugar y luego de una gran comida entre amigos ya de nuevo a orillas del río, nos separamos y nos fuimos cada uno por su lado.
Llenos de magia, con el tanque a full de nafta abstracta.
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