lunes, 13 de septiembre de 2010

Tarde, pero a tiempo. Ir a ver a Resistencia

En el momento en que llegó y vio que el recital aún no había comenzado una sensación de tranquilidad y de objetivo cumplido se apoderó de su cuerpo. Luego de una serie de de obstáculos que tuvo que pasar junto con su amigo Álvaro, había logrado llegar a “Groove” y Resistencia Suburbana, no estaba todavía en el escenario. La felicidad era mayor que la normal por que el esfuerzo para llegar había sido doble. Iban a disfrutar de un recital, que unos minutos antes pensaron que se perderían.

Todo comenzó cuando se alargó el entrenamiento. Matías tenía todo fríamente calculado: Saldría a las 10 del entrenamiento, iría a su casa se bañaría, comería algo y partiría junto con su amigo hacia Palermo, con un poco de tiempo ya que el recital comenzaba a las 11 30 horas, puntual. Pero el entrenamiento se estiró hasta las 10 30, por ende tuvo que apurarse un poco mas de lo que tenía pensado. Sin mucha preocupación (había dispuesto de uno minutos de mas en su planificación por si ocurría algún infortunio) se bañó, cambió y comió. No tuvo en cuenta, que una vez que llegara a lo de su amigo Álvaro, este no encontraría las llaves de su casa y generaría un retraso de 15 minutos mas. Nerviosos por la falta de tiempo, emprendieron camino en el auto hacia Capital Federal. Las cuentas que hacían daban como resultado que llegarían justo al inicio del concierto. Sonreían, no podían evitarlo. A pesar de una serie de imporvisto menores, los recaudos que habían tomado, estaban teniendo efecto. Iba todo bien, hasta que el ruido de una leve explosión los asustó. Matías, el conductor, comenzó a sentir que el auto tiraba mucho hacia la derecha. Habían pinchado la goma delantera derecha.

Luego de insultar al aire 3 minutos seguidos, comenzaron con el cambio de neumático. El problema los retrasó los otros 15 minutos que tenían de ventaja. Estaban muy mal de tiempo. A esa altura debía estar comenzando el recital, y los dos amigos se encontraban en Puente Saavedra, con todas las manos engrasadas terminando de ajustar la nueva rueda."No podemos tener tanta mala suerte, algo tenemos que haber hecho para que Dios nos castigue así" se decían uno al otro.

Cuando retomaron el camino el humor no era el mejor. Las caras serias y el silencio se apoderaban del momento. “Quizá nos perderemos dos o tres temas, nomás” decía Álvaro un poco derrotado por las ganas de ver todo el show, y viendo las cosas desde un lado positivo.

A las 11:55 estacionaron luego de un viaje un poco atolondrado, y corriendo muy deprisa se dirigieron al lugar. No había nadie en la puerta, estaban todos adentro. No se escuchaba mucho la música de afuera, “Quizá el volumen no este tan alto” pensaron.

Mostraron sus entradas e ingresaron. Todos en silencio, no habí ruido de música.

¿Por que no empezó todavía? Le preguntaron a una persona del público. “Lo que pasa es que tuvieron unos problemas con la electricidad, no se cuando empezarán” Contestó un poco cansado de esperar. Y en el mismo momento que termino de decir esa frase, el telón del escenario se abrió y el recital comenzó sin ningún problema. Objetivo cumplido. Lo pudieron disfrutar completo.

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